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Encuentran Barco De La Segunda Guerra Mundial Bajo El Mar De Filipinas

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Los hombres, todos voluntarios, venían de una exhibe diferente de México. El comandante, coronel Antonio Cárdenas Rodríguez, era un veterano de combate que ya había volado con las Fuerzas Aéreas del ejército estadounidense en el norte de África; aún así, algunos estadounidenses no sentían que Rodríguez fuera suficientemente proestadounidense e procuraron, sin éxito, que lo remplazaran. Gallardo, teniente en el momento en que se presentó, era descendiente de una poderosa familia mexicana que se había transferido desde la caballería. El 28 de mayo de 1942 se escuchó por la radio al presidente Ávila Camacho.

  • Si bien la existencia de pequeños embarcados como soldados se constata desde 1575 en la flota de Francisco de Sande, puesto que entre la tripulación viajaba su hermano Bernardino, de 16 años, “que apenas sabe redactar, pero es bueno para las armas” (García-Abásolo, 1997, p. 150).

Paralelamente llegaron maestros judíos que daban instrucción pública a los niños filipinos. Además de la educación, los novedosos destinos empresariales para las empresas de importación y exportación trajeron jóvenes hombres de negocios judíos, que abrieron novedosas tiendas en Filipinas o ampliaron sus negocios desde el continente estadounidense. En el próximo informe, Sin Filtros viaja a las Filipinas para mostrarnos los efectos de una guerra civil que ha pasado desapercibida por el mundo.

Billete Filipinas 1 Piso Fecha 1949 A

“Aquella voz grave y sin emoción que declaró la guerra a las potencias del Eje logró sentir a los mexicanos que la conflagración se aproximaba a casa”, escribió Vázquez Lozano. El mucho más reciente artículo de “Alén de la Segunda Guerra Mundial que conocemos”, una serie del Times que documenta las historias menos conocidas de la guerra, recuerda a las Águilas Aztecas, un escuadrón de cazas mexicano que se entrenó en USA y luchó contra los japoneses al lado de tropas aliadas en el Pacífico asiático en 1945. Es instructor-estudioso de tiempo completo en el Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco. Es miembro del Sistema Nacional de Estudiosos de México (del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología) y del Contractor State Group Red Imperial. Es creador de dos libros y coautor de múltiples capítulos de libros especialistas.

La pequeña y descentralizada comunidad de Manila tomó pasos heroicos para socorrer a sus compañeros judíos de la destrucción segura, y unicamente se volvió consciente de los judíos de una manera profunda en el momento en que la amenaza nazi salió de Europa y había miles de judíos en desesperada necesidad. Tres nombres importantes aparecen en la red social judía a principios del siglo XX. Emil Bacarach llegó a Manila en 1901 y próximamente construyó un imperio comercial notable. Gracias a que se le considera el primer judío estadounidense que se estableció de manera permanente en Filipinas, la Sinagoga y el salón cultural que la familia Bacarach financió en las décadas posteriores, transporta su nombre Temple Emil y Bacarach Hall. El éxito económico de Bacarach le dejó ser un filántropo generoso, que apoyó tanto a causas judías como cristianas. La prosperidad económica, junto con un alto nivel de interacción popular, aparentemente excluyó la necesidad de instituciones judías fuertes.

En el momento en que en 1622 Jerónimo Guerrero, un militar retirado, fundó un centro de acogida masculino en Manila para albergar a pequeños huérfanos españoles indigentes y mestizos, las autoridades del archipiélago parecieron tener bien claro el futuro castrense de los internos (APDNSR, SJL, t. 1, doc. 1; AGI, Filipinas 7, ramo 5, núm. 68, p. 1). Ese año alojaba a 50 tipos entre los 10 y los 18 años de edad (García-Abásolo, 2000, p. 203). Era un centro de enseñanza elemental donde se les instruía en la doctrina cristiana13 mientras que aprendían a leer y escribir, y, cuando estaban adelantados, eran enviados al Colegio de Beato Tomás, y más allá de que se creó exclusivamente para huérfanos de español, transcurrido el tiempo recibió a “indios” y mestizos de sangley (Ferrando, 1870, pp. 434 y 437). De este modo, la regulación significaba el ordenamiento para producir en la capital algo de lo que carecían las islas para su defensa militar, que eran los soldados mandados desde Nueva España a través del Pacífico para librar la guerra hispano-holandesa en el propio archipiélago filipino.

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2En la correo privada mantenida entre los gobernadores generales de Filipinas y el rey de España, ciertos capitanes generales mencionan peyorativamente al archipiélago como el “fin de todo el mundo” o el “último planeta”. Tomando en cuenta la lejanía en tiempo-distancia de sobra de un año en relación a la metrópoli, Filipinas era apartado, indómito, avizorado por múltiples “contrincantes”; predominaba el tiempo tropical, y la localidad era pequeña y con enormes casonas hacinadas. La infantería llegaba desarmada, sin arcabuces, a eso que se agregaba la escandalosa pobreza de los soldados atribuida a los desmesurados adeudos y retrasos de sus sueldos por la parte de la Corona (AGI, Filipinas 329, libro 1, pp. 39v. y 40r; Filipinas 7, ramo 1, núm. 17, exp. 1, pp. 38 y 39, y ramo 5, núm. 53, exp. 1, p. 8). Por real cédula de 25 de enero de 1569, se estableció el Tribunal del Santo Trabajo en México con jurisdicción sobre las audiencias de México, Guatemala y Novedosa Galicia, y sobre el arzobispado de México y obispados de Tlaxcala, Michoacán, Oaxaca, Yucatán, Guatemala, Veracruz, Chiapas, Honduras, Nicaragua y Filipinas.

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El Acuerdo de Fuerzas Visitantes que permitía el libre ingreso de militares estadounidenses a Filipinas terminó, después de que el presidente de esa nación, Rodrigo Duterte pusiera fin a dicho pacto para crear nuevas alianzas con los gobiernos de China y Rusia. A consecuencia de esta declaración de guerra, el 8 de mayo de 1944, se anunció la participación directa de tropas mexicanas en las acciones bélicas mediante la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana conformada por el Escuadrón 201, el que fue destinado al frente del Pacífico para combatir a las fuerzas japonesas. Con la refulgente participación del “Escuadrón 201” en Formosa y Filipinas, se escribió una página mucho más en la crónica de la defensa de nuestra soberanía en oposición a las naciones que pretenden mancillar el honor de nuestra patria. Históricamente la existencia de los judíos en Filipinas se posiciona en el siglo XVI en el momento en que la Inquisición Española forzó a muchos judíos de España a convertirse al cristianismo o escapar, muchos de ellos se instalaron en Filipinas, particularmente en Samar del Norte, allí los judíos llamados nuevos cristianos conocidos como “marranos o conversos” observaban sus ritos judíos en misterio. La Inquisición estudió y persiguió a varios conversos, acusándolos de entrenar en secreto, algunos sin fundamento.

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También heredó un enfrentamiento civil que lo enfrenta a las fuerzas separatistas del sur de Filipinas, un conflicto que ha subido de nivel a partir de la penetración del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). 18En la documentación de esta primera mitad del siglo XVII, los gobernadores en general de Filipinas mencionan a los hombres islamizados del sur como “enemigos domésticos mindanaos, joloes y camucones, indios salvajes, moros truhanes, moros emperrados”, o sencillamente “moros”. En la documentación de esta primera mitad del siglo XVII, los gobernantes en general de Filipinas se refieren a los hombres islamizados del sur como “contrincantes familiares mindanaos, joloes y camucones, indios bárbaros, moros truhanes, moros emperrados”, o sencillamente “moriscos”. En definitiva, los cuerpos militares acantonados en Manila eran reforzados con soldados que procedían de la Novedosa España y trasladados a otros presidios, como Zamboanga, Ternate y Formosa. Rizal fue un genuino innovador que apoyo la reforma, solo como un paso hacia la independencia de su país y de sus compatriotas. Su obra perdura, como recordatorio del pasado y sirve como incesante inspiración para el pueblo filipino.

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El libre comercio no habría sido viable sin una atmósfera mucho más distendida entre ambos vecinos norteamericanos, para bien o para mal. La guerra había acabado, y los hombres volvieron a casa para participar en desfiles y recibir flores. “Puedo recordar vívidamente nuestra bienvenida a casa en México”, dijo el capitán Luis Pratt a un entrevistador de la Fuerza Aérea estadounidense en 2003.

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